El lunes le tocó a la peque su día con mamá con la mala suerte de que amaneció en Murcia con un aire glacial que no dejaba estar en la calle con tranquilidad pero se hizo lo que se pudo contando con que tiene 21 meses y el juego que da es limitado.
Empezamos el día llevando a su hermano al colegio y casi se queda en la clase con él y su seño.
Después fuimos a desayunar con su madrina a La Colegiala de la C/ La Merced, una de las cafeterías que esta cadena murciana de panaderías tiene en Murcia. La de este local en especial tiene rinconcito muy coqueto para ir con niños: una mesita con sus sillitas bajas con la pared decorada para los peques
Tras devolver a la supermadrina (no pudimos elegir mejor persona para esta figura) a su trabajo, emprendimos camino a la biblioteca una vez más (he ido más veces en la última semana que en los últimos meses).
Tardamos en llegar una barbaridad porque no paramos de encontrarnos gente conocida por el camino, hasta nos invitaron a un capuchino antes de llegar. La visita no fue muy larga, Nana no es tan paciente como su hermano y aguantó tres cuentos antes de empezar a pulular entre las estanterías y tocarlo todo.
Con unos cuantos libros debajo del brazo nos metimos en un bar para darle su comidita y tomar unas «tatatas» como dice ella.
Con la barriguita llena o casi porque se dejó un montón y con el permiso del viento frío, que había calmado, nos fuimos al parque, donde desplegó todos sus encantos con los paseantes y jugó hasta el cansancio. Pero antes una vueltecita en el Tiovivo
El tobogán tuvo que acabar también cansado de tanto sube baja
Perseguimos palomas
y descubrimos nuestras sombras
Tras tanto trajín una siesta reparadora y vuelta a la rutina.
Tengo una peque vivaz, alegre, segura de sus pasos y conocedora de sus encantos; en definitiva creo que feliz y eso es «lo más» que puede desear una madre.
Mil besos, mil sonrisas
Ana
PD: Me encanta la aplicación Hipstamatic y eso que tengo Ipod no Iphone, que la cámara no es tan buena.