Trocitos del corazón arrancados a jirones

A mis ángeles.

Había dicho que me iba a dormir pero por aquí sigo dos horas después, no tengo palabra ni hartura con esto de la red y eso que no he entrado en Pinterest hoy que si no me da el alba aquí

Vuelvo porque a uno de los enlaces que debería haber entrado hoy en los «Puertos» me pide una entrada para el solito y es esta foto recogida en el portal Bebés y más

“The child who was never born” (el niño que nunca nació)

“The child who was never born” (el niño que nunca nació)

Este es el monumento que en Eslovaquia hay «Al niño que nunca nació» obra de Martin Hudáčeka
La foto y el post de Armando me tuvieron ayer cerca de media hora con los ojos empapados en lágrimas y sin aliento. Esta escultura es tan gráfica, tan exacta, tan tan… es tantas cosas. Perder un hijo, haya nacido o no, es la experiencia más dura, cruel y brutal que unos padres pueden vivir.
Cuando la perdida es de un hijo es no nacido, crea en la madre una vacío abismal, dejando la sensación de la falta de un miembro, de que algo ha sido arrancado y que el dolor y el espacio dejado estarán ahí siempre. Son trocitos del corazón arrancados a jirones.
Da lo mismo el tiempo de gestación, somos madres desde el minuto 0 y aunque nuestro entorno quiera quitarle hierro e intente mitigarlo, ese dolor, esa angustia, ese desasosiego nos acompañará siempre. No hay consuelo, aunque tengas más hijos o los tengas después, no hay consuelo.
A mi parecer el monumento es brutal y muy acertado.
Mil besos, mil sonrisas
Ana

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