Mis médicos de cabecera

Mis hijos tienen cuatro pediatras:

El de la Seguridad Social, Dr. Olmo, es genial. Los conoce, se sabe sus pupas y los trata con cariño pero sin ñoñerías.  Pero no está siempre y eso me indigna (mira tu por donde, yo creía que no era INDIGNADA pero va a ser que sí).  Nuestro centro de salud es un centro docente y cada dos por tres tenemos residentes que ocupan su consulta y lo peor es que no siempre es el mismo. Todos tenemos derecho a aprender pero en mi opinión la medicina pediátrica es de continuidad, de evolución, no solo de tratamiento.

Por eso vamos a visitar a nuestro pediatra privado (hasta hace poco a través de ASISA y ahora de pago), el Dr. Pena. Un motero callado y muy observador con un ojo clínico espectacular. Sus compañeros de hospital dicen que cuando el diagnóstica nadie discute. Problema: pocos días de consulta y una sala de espera a reventar.

Por si con dos no tienen suficiente tenemos otros dos más aunque a estos los conozco yo pero ellos a nosotros no.

Dr. Arce

La primera es la Dra. Amalia Arce de «Diario de una mamá pediatra«. La conocí por un error de búsqueda en Google, buscaba a la autora de un líbro que me habían regalado en el embarazo de Momo, «Diario de una madre pediatra»  de Laia Alsina y encontré a Amalia en su lugar. Desde el primer momento me gustó su forma de explicar las cosas, desmitificar cuadros clínicos de los peques y de llamar a las cosas por su nombre.

Dr. Santi

El segundo es el Dr. Santi de «Reflexiones de un pediatra curtido«.  El Dr. Santi, por su edad (jovencísimo por supuesto), debería ser un médico de los de antes y en cambio es un «tipo muy enrollado», muy cercano al mundo adolescente y un adicto a la tecnología y a los relojes (pasión que compartimos).

Bueno ya he presentado nuestro cuadro médico infantil.

Besos, Ana

Super Guzmán

Esta foto,

GuzmanJose640

compartida en Facebook por una amiga en el mes de enero de 2011, me hizo conocer a José, a Eva, a Martina y a Super Guzmán. Desde ese mismo momento, la lectura del blog de José «uno entre cien mil «, el padre de un niño de 3 años con leucemia, se convirtió en la primera tarea diaria tras encender el ordenador. No podía pasar un día sin ir a él, a tener noticias de la evolución de Guzmán.

Cuando José pasaba tiempo sin publicar noticias, se me encogía el corazón y temía que las cosas no les fueran bien.

Las entradas de José recogen, no solo los datos sobre la enfermedad de su hijo y como lo sobrelleva la familia, sino verdaderas lecciones de vida. Tiene una entereza, una positividad y una energía que admiro y envidio.

En una entrada anterior ya comenté, que cualquier tema relacionada con los peques me toca especialmente y esta más. Guzmán se parece mucho físicamente a Momo y tienen una edad muy parecida, a los dos les chiflan los trenes y hasta tienen los mismos juguetes y pijamas idénticos. Cada foto que veo de Guzmán, me hace pensar en lo afortunados que somos y como todo puede cambiar en cualquier momentos. Tener hijos sanos no quiere decir que lo vayan a ser siempre, nadie está libre de los reveses de la vida.

Hoy, José ha colgado este vídeo en su blog

y una vez más, me ha hecho llorar.

Besos, Ana

PD: Ahhh, a Guzmán también le gusta ¿A qué sabe la luna?