Han sido unas semanas un poco malas, tristes y apagadas pero, aunque mi santo crea que no, intento sacar ánimo para echar «un par a la vida» y seguir adelante. Y el primer paso ha sido salir un par de días para que los peques disfrutaran.

Últimamente somos asiduos a cualquier parque, recinto o lugar que tenga animales, los peques mandan y a Momo lo que más le gusta en este mundo es un zoo. Ya hemos visitado unos cuantos y les dedicaré una entrada para ellos solos.

Pero esta vez intentamos encontrar otra temática, aunque al final, no se como lo hacemos, siempre acabamos viendo jirafas, así que cogimos otra de las cosas que más le gustan a mi mayorzote: los vaqueros.

Destino: Desierto de Tabernas, Mini Hollywood

Viaje al lejano Oeste

Existen tres parques temáticos ambientados en el Oeste Americano en el Desierto de Tabernas, Almería, en dos de  ellos se han rodado Westers. Nosotros elegimos el MiniHollywood Oasys en primer lugar porque papá y yo ya lo conocíamos, en segundo lugar porque parece ser que es el más grande y en tercer lugar porque, ¿adivináis? además tiene una reserva zoológica.

El trayecto son dos horas y cuarto desde Murcia por lo que planeamos una salida de fin de semana e hicimos una reserva en una hospedería rural en Tabernas pueblo. Para visitar el parque es suficiente con una jornada por lo que el domingo nos fuimos a la playita.

En nuestro caso, no les dijimos a los peques donde ibamos, era una sorpresa pero Momo fue pertrechado de su chaleco, su sombrero de vaquero y de su caballo portatil, digo portatil porque tenemos caballos de todos los tamaños desde miniaturas hasta un balancín en el que se montan y el que se llevó es una cabeza de caballo con un palo y ruedas. El pobre está ya muy viejito y casi roto pero sigue siendo su fiel compañero.

Al galope

En este enlace podéis ver el plano del parque: Mapa

Far West

Nuestra llegada coincidió con el final del espectáculos de película y Momo sencillamente flotaba de emoción. Todo está dispuesto recreando un pueblado del lejano oeste, salón, oficina del sheriff, banco, horca, barbería, enterrador,… vamos que en cualquier momento esperas que te salga Clint escupiendo de algún rincón.

Durante todo el día hay actores, con caballos y carros dispuestos a posar con los visitantes para hacerse fotos, las chicas del salón paseando por la calle y por si quieres un recuerdo más auténtico, un estudio fotográfico en el que te disfrazan y te retratan en sepia para que quede más auténtico. Nosotros preferimos que los protagonistas fueran los peque y nos abstuvimos de disfrazarnos. (Bueno ya lo hicimos cuando fuimos solos de novios y mi santo queda muy auténtico de General Sudista, yo de vedette no tanto).

En cuanto a espectáculos, en el poblado tuvimos para el gusto de todos: uno que escenifica un robo, con sus peleas, los buenos, los malos, tiros, carreras, saltos y caídas, como comentaba antes Momo alucinó; y otro en el salón en el que según palabras textuales de mi niña de dos años: «había niñas guapas que bailaban» y lo que bailaban era el CAN CAN con sus faldas de colores ondeando, en este caso fue mi princesa la que no podía cerrar la boca de la ilusión.

En lo referente a comida, nosotros sacamos la entrada con la comida en el buffet libre y realmente me sorprendió la variedad de platos que ofrecían, además en nuestro caso solo pagábamos los adultos, los niños por ser menores de cuatro años comían gratis. Pero hay otras opciones, chiringuitos de bocatas o llevarte tu propio picnic.

Después de dar buena cuenta del buffet pasamos a visitar la reserva zoológica. Esta parte a mi me gustó menos, para mi gusto el espacio reservado para cada especie es pequeño, sobre todo con lo que vemos en los parque más modernos y las distancias eran largas y empinadas para ir con peques. Para el verano y contando con que a fin de cuentas es un desierto donde está, tienen un parque acuático también.

Esto no lo habíamos visto antes: un tigre sin rayas mamá

Como buen parque orientado a los más peques no podía faltar una zona de columpios, en este caso era un poblado indio y nuestra buena sesión nos dimos. Pequeñito, eso sí, un tobogán en una carreta, unas ruedas en un tiovivo y la estrella:  puente indio, lo mejor .

Hasta papá cruzó el puente indio

Una jornada de lo más completita 🙂 A eso de las siete de la tarde dejamos el lejano oeste para volver al mundo. Nuestro alojamiento y jornada en la playita, otro día.

Mil besos, mil sonrisas

Ana

PD: Los mosaicos de fotos son gracias a Baballa y a su post «porque necesito recursos: hacer mosaicos«