Uno de los mejores amigos de Guille (lo de Momo ya se le queda pequeño a mi chicarrón de 6 añazos) adora las manualidades y su madre se autodeclara «del bando de las dos manos izquierdas» (qué no es para tanto ya os lo digo yo) . Cuando el peque viene a casa alucina con la cantidad de materiales que tengo, que tengo que reconocer que son demasiados y se va a regañadientes no queriendo separarse de mi caja de washis.
Este verano en una quedada de las nuestras le prometí que un día haríamos manualidades juntos y que yo me encargaría de llenar su mesa de materiales chulos para no parar de crear.
Este mes de septiembre, una tarde decidimos organizar algo, su madre, muy valiente, ofreció su casa y oficialmente estaba convocado nuestro primer taller para personalizar la vuelta al cole
Nuestros materiales: Libretas Moleskine color craft, lápices de madera de Tiger, washi tapes a mogollón, sellos, papeles de colores y mucha imaginación para una tarde especial
Lo forramos todo de plástico, sillas incluidas (film de cocina, material idóneo apra este menester) por miedo a la tinta de los sellos. Era tinta apta para niños y lavable pero limpiar sillas tapizadas después de que pasen por ellas los dedos tintosos de ocho niños no es sencillo.
Tan absortos estuvimos que se nos olvidó hacer fotos del resultado, tuve que pedirle a las mamis que me mandaran fotos después.
Nuestros pequeños grandes artistas
Yo repito pero ya. Tín, el siguiente, de adornos navideños.
Mil besos, mil sonrisas
Ana